Día 87 - Grupo de aventureros
"Se dirigieron hacia Almadinat Al-Ramalia. Parece ser que encontraron el cuaderno del Señor Indy con algunas indicaciones en él. Además, parece que les permitió conocer lo que realmente había pasado.
El interior de la ciudad subterránea estaba lleno de trampas, pero con suerte e ingenio, consiguieron esquivarlas o inutilizarlas.
Fueron varias las horas que pasaron en su interior, además de tener la incertidumbre de no saber qué les esperaba.
Seguramente, después de la visita del Señor Indy, los que habitaban Almadinat Al-Ramalia destruyeron el puente que impedía la entrada. Por suerte para el grupo, no llegaron a darse cuenta del pasadizo que conducía a un camino de rocas que, saltándolas, conducirían hasta la mitad estable del puente.
Consiguieron encontrar un hueco en el suelo. Al bajarlo con cuerdas, pudieron ver que sería un subterráneo del desierto: paredes de roca altísimas y arena en el suelo, además de la decoración un tanto especial, como esqueletos de lo que una vez fueron humanos.
Uno de ellos se adelantaría, viendo entonces al primer grupo de hombres cargando una carreta con lo que parecían ser larvas. El haberlas visto entorpeció el resto de su recorrido, aunque no sería el único.
Tras sortear las larvas que intentaban que el grupo cayera, llegaron a lo que sería un laboratorio improvisado: cunas, cadáveres almacenados en un líquido viscoso, viales negros -ya conocidos por el grupo-. Todo apuntaba a que aquello había sido el cubil de unos desquiciados, experimentando sin límite.
Cuál fue el congojo y la sorpresa que sintieron al oír un gran grito ensordecedor, del que grupo fue víctima, a excepción de dos de sus miembros. Todos los afectados comenzaron a tener pesadillas vivientes, es decir, sin necesidad de dormir o estar en el ensueño.
Tardaron en reponerse, y cuanto más tiempo estuvieran ahí dentro, mayor sería el peligro de no volver a despertar de esas pesadillas, donde la barrera entre lo real y la ilusión se rompería. Descubrieron la criatura onírica, de la que ya sabían su punto débil: el fuego.
No tardaron en darle muerte, comenzándose a sacudir toda la tierra -los dioses sabrán cuántos miles de años llevaría esa criatura postrada en el subterráneo-.
Salieron gracias a las palabras del sacerdote, regresando a un lugar seguro, pero... ¿sanos y salvos? Las pesadillas que vivieron seguirán estando presentes en sus mentes."
¿Continuará esto?