Historia de Riger

Descripción física:


Robusto y algo musculoso. De un tamaño decente para tratarse de un humano, pero como la madia de Anorandos. Sus piel dura desmuestra que viene de un clima duro. No obstante, aparenta ser mucho mas joven de lo que en realidad es. Sus ropas son bastante semejantes a las de los norteños, pero con sutiles diferencias, no pareciendo uno mas de ellos, pero si relacionado. Lleva una poderosa lanza y escudo como armas.


Descripción psicológica:



Reservado, tarda en dar respuestas a la gente cuando le preguntan o cuando le hablan, por alguna razón no entiende la prisa en hablar, sino que considera que lo mas importante es lo que se dice, no cuando se dice. Por tanto puede ofrecer incomodos silencios que pueden parecer que no te responde. No rehuye de la gente, pues desea comprende a la gente del exterior, pero tampoco se siente demasiado comodo en su compañia. Es bastante firme en sus propias convicciones, no dejandose arrastrar por las del entorno. Se mantiene bastante alejado emocionalmente de todo, pues no llega a comprender el funcionamiento del mundo de la gente tan a sur.



Historia:




Su nombre es Riger, un anorando que nació en la profundidad de legendario bosque de Grundall. Lejos del amparo de una tribu, la supervivencia es algo que se complica enormemente en un clima inhóspito como es Anorand. No se sabía mucho del origen de Riger, solo que fue abandonado por alguien en el borde exterior del bosque de Grundall, condenado a morir o entregado por alguna razón a los exiliados.
 

Los dioses así lo quisieron, o quizás quien lo dejó allá aguardo el momento oportuno para abandonarlo, porque un druida llamado Hartanfur lo recogió y se lo llevó al interior del bosque. Hartanfur había sido exiliado de su clan ochenta años atrás, ya pocos quedaban vivos que recordaran su existencia, aun así, seguía viviendo en lo mas profundo del bosque, alejado del calor de las tribus, alejado de quienes no le comprendían o aceptando su destierro.
 

Riger creció bajo el amparo y tutela de Hartanfur, quien vio en Riger algún modo de perpetuar sus conocimientos y enseñanzas. Y aunque es cierto que Hartanfur no aparentaba mas de cuarenta años de edad, en su interior sentía que el fin de su vida llegaba, pues habiendo vivido mas de un siglo, su espíritu le advertía que se acercaba la hora.
 

Algunas veces hay grandes historias que explican la gran existencia de la gente, otras en realidad, el merito de lo que son, radica principalmente en otras personas. Ese es el caso de Riger. Una buena historia sería contar el pasado de Hartanfur y como llegó a su destierro, o como aprendió un conocimiento prohibido y olvidado. Porqué vivió alejado de prácticamente cualquier forma de vida por mas de ochenta años. En cambio, la vida de Riger es un suspiro al lado de tan gran existencia.
 

La vida no era fácil en el bosque de Grundall, las enseñanzas de Hartanfur estaban intrínsecamente ligadas a una constante búsqueda de la supervivencia en el lugar. No existía la palabra descanso pues era todo el día buscar el modo de sobrevivir, desplazarse leguas en la profundidad del bosque para logar día tras día, encontrar lo necesario para vivir un día más. Riger fue creciendo tanto en conocimiento como en cuerpo, a la par que la llama infinita de Hartanfur se fue debilitando poco a poco, tanto en cuerpo como en espíritu, se fue apagando hasta que un simple día le llamó y le dijo:
 

  - Riger, te he criado como a un hijo. Mis días llegan a su fin y mis ancestros me reclaman a su lado. Llegó la hora de iniciar mi ultimo y largo viaje. Recuerda mis enseñanzas y decide ahora si permanecer aquí, o partir en búsqueda de mas conocimiento. No confíes en la gente de fuera, no comprenderá quien eres realmente ni tus actos, no obstante, de ellos puedes aprender tanto como hasta hoy has aprendido de mí. Ahora… recorrerás el resto del viaje sin mi…
 

Exhalando su ultimo suspiro, su piel se tornó como la corteza del árbol sobre el que reposaba y su cuerpo desapareció para siempre, a la par que su espíritu se fundía con la naturaleza para no regresar jamás.
 

Con el tiempo, Riger decidió salir en búsqueda la gente del exterior, para saber mas de ellos. Si bien era capaz de sobrevivir en Grundall, pensaba que aun quedaba mucho en el mundo que desconocía, partir en búsqueda de conocimiento tendría sus riesgos. Solo los dioses sabrían si valdría la pena.
 

Se encaminó hacia el sur, y tras llegar a la costa, una vez allí construyó un pequeño barco y rezó al espíritu de la tierra para que lo fortaleciera. Subió a este y entro mar a dentro y rezó al espíritu del agua para que estas se calmaran. Siguió mirando hacia el sur y entonces rezó al espíritu del aire para que le guiara hacia donde su destino le deparara.
 

Unas semanas más tardes, las cuales las pasó en un estado de meditación en las que apenas tenía que ni comer, ni que beber, vislumbró las costas de Daganoth. El espíritu del aire le había traído hasta allá, así que se dispuso a descubrir como era la gente de tan lejano lugar.