Wolf
El Dictador Lobuno
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 |  Tema: Isathien de Leryathen, la Perseverante  Miér 13 Feb 2019, 22:03 | |
| Isathien de Leryathen, la Perseverante
Nombre: Isathien de LeryathenEdad: 132 años élficos (20 humanos aproximadamente)Descripción física: Una elfa de pequeña estatura en comparación a la media humana, llegando tan solo al metro cincuenta y cinco (1.55) de rasgos bastantes finos y delicados. Toda la armonía en su rostro parece romperse al momento de que se le ve una cicatriz que en su día no habrá sido bien cuidada en el lado derecho de su mentón, hecho por un arma cortante.
Sus ojos son acaramelados y transmiten una mirada bondadosa y parsimoniosa, incluso sus ojos parecen reflejar gran parte de sus sentimientos pues no es difícil notar como cambian cuando está alegre, triste o enfadada.
De cuerpo atlético y muy ligeramente voluptuosa dado el físico que tiene, resalta un poco más que la media de los elfos en cuanto al físico se refiere, pues se le ve un cuerpo mucho más fibrado que el resto de su raza.Descripción psicológica: Isathien es una elfa que cree en la bondad y nobleza de los corazones, cree en la fuerza y el honor, sin embargo, cree que los códigos y principios basados en la legalidad son solo un problema para el verdadero "Honor" de un guerrero, entregándose así a la causa de Tórim.
Vive algo acomplejada de su situación de ser pequeña y algo más débil comparada con la media de los guerreros de Tórim, especialmente comparándose con los norteños de Anorand, pese a ello su perseverancia mantiene la idea en la cabeza de que puede llegar a ser fuerte o al menos asimilar la fuerza de estos guerreros solo a base de ser una digna y honorable rival.
Siempre bondadosa es capaz de dar todo por sus amigos y cercanos (incluso por los no tan cercanos o amigos) si es por un bien mayor.Idiomas: Común, élfico, ahystoriano== La Oveja Negra == Verano zanundoriano del 814, Comunidad élfica del Bosque Profundo, Reinado de Ahystor Isathien de Leryathen se crió sus primeros años de existencia en una comunidad élfica oculta en el Bosque Profundo hace ya más de un siglo, aún no habían sido descubiertos por los roqueños que mantenían la Tiranía del Silencio Eterno en Radengarth y en todo Zanundor.
La pequeña comunidad estaba conformada por aproximadamente por unos doscientos individuos que vivían tranquilamente y subsistían de lo que el bosque les proveía, en un entorno tranquilo se crió la pequeña elfa cuyos padres insistían en que debía convertirse en una de las guardianes del bosque.
Solo quedaba ver el paso de los años para ver el destino de la elfa, que despreciaba el hecho de tener que aprender del arco, jamás estuvo cómoda con las tradiciones élficas.Invierno zanundoriano del 840, Comunidad élfica del Bosque Profundo, Reinado de Ahystor Con el paso de los años, Isathien ya era una adolescente y próxima a la mayoría de edad, obligada por la presión ejercida de sus padres había aprendido el uso del arco, viviendo solitaria y auto-marginándose del resto de elfos vivía deprimida por no poder hacer aquello que siempre quiso, luchar en la vanguardia, siempre la vieron como alguien más ágil que débil. Más por su condición de mujer que por otro motivo, sabía que tarde o temprano iba a huir del poblado, olvidando a sus padres y a los escasos amigos que tenía.
Aunque un día del invierno zanundoriano del 840 esos planes se vieron en su oportunidad, o quizás frustrados según se mire. La Tiranía del Silencio Eterno estaba próxima a terminarse con las rebeliones que habían empezado en Radengarth, los semiinfernales y soldados de la tiranía de Corasztrasza estaban siendo expulsados y muchos de ellos buscaban refugio en el Bosque Profundo.
Todo esto tuvo como desenlace que un grupo, un batallón pequeño de roqueños aprovecharan de asaltar la pequeña comunidad élfica que habían encontrado por desdicha para los propios pobladores. El ataque fue breve y efectivo, forzaron a muchos de los elfos a darles sus provisiones, que todo desembocó en una batalla en la comunidad.
Isathien tenía sus ideas claras, era su momento de demostrarle al resto de la comunidad que ella también podía luchar en la vanguardia. Valentía de joven o estupidez llamarían algunos, pero la chica cogió uno de los sables de los guardias que habían muerto en la batalla y se abalanzó sobre uno de los soldados de la tiranía. Craso error.
El sable rebotó sobre la pesada armadura del roqueño y éste se giró para observa a la pequeña elfa que había hecho su miserable ataque. El guerrero cogió por la cabeza a la elfa y empujó con fuerza la misma hacia su dura coraza, atontando y derribando a Isathien en el acto, ésta cayó en el suelo, desorientada y arrastrándose por el suelo viendo su inevitable final por su osadía.
El soldado sonrió lobuno y bajo el filo de su alabarda hasta el rostro de la elfa. Ella, en un movimiento brusco y desesperado por sobrevivir, se cortó el mentón con el arma del soldado. El militar alzó el arma pero su acción se vio interrumpida cuando su cuello fue atravesado por una certera flecha desde la espalda, acabando con su vida.
"¡Te dije insolente muchacha! ¡Harás que tu madre se enfade! Ahora arriba... Nos marchamos de aquí, Leryathen es nuestro destino. Dicen que los caballeros han asegurado la ciudad." Tomó la mano de su hija, que aún estaba desorientada y asustada por lo que había pasado y corrieron junto a su madre en dirección a Leryathen, abandonando el poblado que ya estaba perdido.
En el camino isathien se mantuvo en silencio, caminaba decepcionada de sí misma. Pensaba ahora que en la comunidad estaban en lo correcto, no era más que una elfa debilucha y frágil, combatir en el frente no era lo suyo. Quizás Leryathen cambiaría eso...Otoño zanundoriano del 892, Leryathen, la Ciudad blanca, Reinado de Ahystor Habían pasado muchos años y la elfa ya era toda una adulta, había abandonado su casa y a su familia, llevaba una temporada solitaria en la cual había puesto en práctica ella misma lo que había aprendido de mercenarios y otros guerreros. La rebelión de Radengarth había llegado ya a su fin hace años atrás y por fin se respiraba paz en el continente de Zanundor tras la oscura época.
Se encontraba sentada en el valle en las afueras de Leryathen, avivando una fogata lanzando algunas ramas secas de árboles. Ya era hora de abandonar los límites de la ciudad y disponerse a explorar nuevos rumbos en Zanundor. En los años que pasaron había conocido la fe de Tórim, la cual seguía con fervor, pero temía que no fuese digna de un dios así. Conocía a sus guerreros y sus campeones, hombres y mujeres grandes y fuertes que hacían frente a cosas inimaginables para ella, cosas que en su mente pensaba que nunca lograría.
Suspiró. Cogió su mangual para corroborar de que todo estuviera bien y se lo echo a la espalda con cuidado. Miraba la luna y frunció el ceño, ¿realmente podría llegar alguna vez a ser tan fuerte como esos elegidos de Tórim?
Se enfadó consigo misma, se negó. Rechazó la idea de ser débil y se levantó decidida. Apagó la hoguera y emprendió su rumbo hacia el norte: Daganoth y el Castillo de Vogelsang. Si buscaba ser más fuerte y la mejor y que Tórim se fijara en ella, tendría que vencer también a los mejores, pero para ello tendría que sufrir en un largo sendero.
Su destino estaba claro como también su motivación, iba a iniciar su propia reputación como una campeona del dios de la guerra y demostrar que no solo son bárbaros o guerreros corpulentos sus seguidores, sino que también lo pueden ser los demás a quienes ven como razas débiles. | |
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