Ángela Rogic. de Puertoazul

Mensajes : 9 Fecha de inscripción : 13/12/2016

Descripción física: Ángela es una chica joven, aparentará apenas unos veintipocos años en la cual llama la atención su cabello rubio y ojos color esmeralda. Una tez y posturas muy fina, la humana presenta una altura un poco superior a la media, y un cuerpo cuidado hasta el más mínimo detalle. Muy preocupada siempre por las apariencias.

Descripción psicológica: Siempre mantiene una postura correcta y muy educada, a pesar de sus palabras casi siempre mostrará un tono de voz tranquilo, sin alzar la voz, intentando siempre denotar la gran educación que la caracteriza. Sus gestos y andares son tranquilos y calmados. Siempre se muestra agradecida y voluntariosa, aunque es raro verla sonreír de oreja a oreja, y con un gusto un tanto raro por lo macabro, siempre muestra el respeto a quien cree que lo merece, tanto en sus palabras como gestos.

Historia:

Era ya tarde, bastantes horas ya que era tarde, pero ahí seguía yo, sentada en mi escritorio, con el pergamino lleno de garabatos delante de mis ojos, y la pluma en el tintero, casi reseca. Por más vueltas que le daba a aquella péndola mi cabeza seguía más atormentada que el papel que había delante de mis ojos.

Me levanté, encendí otra de las velas para intentar que la iluminación me desaturullara la cabeza de ideas, inútil también.
Empecé a dar vueltas y vueltas por mi habitación, me recogí el pelo, e intenté tantas cosas como había intentado los días anteriores, pero era imposible.
- “¿Cómo es posible que esté tan bloqueada? ¿Qué me pasa?”

Me senté de nuevo, miré el pergamino y resoplé con las manos sujetando mi barbilla, aburrida de mí misma, y deseando ahorcar a mi propia mente.
Cuanto más miraba la mesa más cosas se sucedían en mi imaginación, el cielo, los bosques, el mar. Ese mar que tanto había deseando surcar y descubrir, más allá de mi vida aburrida y banal. Recordé las historias que me contaba mi tío, las horas que pasaba fascinada escuchándole sobre sus viajes, y me iba dando cuenta.

Cogí el pergamino, y comencé a dibujar. Primero su inmensidad, su libertad, los peligros que cargaban de emoción cada momento, y entonces lo comprendí, llegué a entenderme a mi misma (al menos en ese momento)
- “ ¿Y si lo que necesito es dejar estas cuatro paredes al fin? ¿Salir a buscar las emociones antes que seguir estudiando con las instrucciones de ese maestro inútil que me han puesto mis padres?”

Mi vida era un poco monótona desde que la recuerdo. Siempre tuve todo lo que quise cuando lo quise. Mis padres son encantadores, Lo cierto es que ellos no han sido siempre así.
Eran mercaderes desde muy jóvenes, tuvieron que trabajar duro para sacar la familia adelante, hasta que mi querido tío hizo los honores familiares. Al menos eso cuenta mi padre siempre a regañadientes, que fue todo cosa de la suerte y que encontró un tesoro escondido en un barco naufragado, y que fue cosa del destino.
Pero mi héroe, el hermano de mi padre no contaba lo mismo. Su historia era mucho mejor, llena de aventuras, emociones, peligros y mucho esfuerzo, e ir consiguiendo las riquezas de la familia poco a poco, nada de un tesoro por golpe de suerte.

Así crecí encerrada en estas cuatro pareces, estudiando duramente cada día, mis padres me habían escogido el estudio de la magia. No les culpo, la elección era buena y casi se lo agradezco, no querían que siguiera el camino del mar, cargado de éxitos y riquezas, preferían tenerme encerrada estudiando, a ellos nunca les gustó el camino que mi destino me tenía preparado.

Me había pasado la vida leyendo, estudiando y entendiendo cada cosa que me hiciera falta, para algún día poder ponerlo en práctica, y creo que ha llegado el momento, mi sueño siempre fue surcar los mares, conocer lo desconocido y descubrir cada rincón del mundo. Dejemos atrás a ese necio instructor, y comencemos a vivir hoy.
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