Nombre: Talia Bosk
Edad: 31
Deidad: El viajero
Descripción física: Lo que mas destaca es su melena pelirroja y sus ojos verdes. Por lo demás es un tanto menuda y delgada, aunque se intuye una cierta resistencia, como los juncos.
Descripción psicológica: Se guía por un estricto código personal, que no siempre ha de coincidir con lo que las leyes locales. Suele ser alegre, aunque según que cosas se las toma con mucha seriedad.
Historia:
La vida en su hogar no era dura, era peor que eso. Una casa modesta, resguardada en invierno y fresca en verano, si, pero las escasas tierras que poseía su familia no eran tan espléndidas. Las cosechas eran escasas, y apenas les permitían comer todos los días, especialmente en verano.
El vigésimo segundo invierno de su vida, fue especialmente crudo, y prácticamente bosk y su familia se encontraron en la difícil elección de comer hoy, o guardar simiente para el año próximo. La media docena de gallinas que tenía ya habían desaparecido, y ya de per sé eso era duro, la venta y consumo de los huevos que ponían se echarían de menos.
Por ello, no era de extrañar que Talia tomara una decisión drástica: encaminarse por las noches a las poblaciones vecinas, para colarse en casas de comerciantes acaudalados para ver que podía encontrar.
Al principio fue bien: había practicado mucho, y las cerraduras de los ricachones no eran mas complicadas que las del granero del señor del lugar –un tirano que trataba a los habitantes del lugar poco mejor que las herramientas que empuñaban-, y procuraba solo llevarse comida fresca y cantidades modestas de dinero que no fueran a ser echadas en falta.
Pero no podía durar.
En una nefasta ocasión en la que escamoteaba en una casa de un mercader muy allegado del terrateniente, fue descubierta por un criado que bajaba a prepararle el desayuno al señor. Bosk inició el viaje tarde, y le había pillado el tiempo. Rápidamente dejó fuera de sentido al pobre trabajador, pero no antes de que el hombre gritara. Rápidamente regresóa casa para dar a viso a su familia para que pusieran tierra de por medio, ya que la venganza del terrateniente sería rauda y feroz, pero cuando llegó era tarde.
Resultó que los caballos son mas veloces que una agotada joven, y el estricto señor del lugar había llegado antes, había cargado de cadenas a sus padres y se los llevaba hacia su castillo.
En una noche oscura, nadie vió a una figura embozada que escalaba las murallas del castillo del terrateniente. La ausencia de incidentes habían vuelto negligentes a los guardias, y la joven pudo colarse en la fortaleza sin demasiados problemas.
Cuando abrió la celda donde estaba su familia, descubrió que era tarde. Sus padres estaban en una condición tan lamentable que no llegarían al día siguiente: su padre gracias a las atenciones de los subalternos del noble, y su madre había perdido la voluntad de vivir; apenas llegó la joven la pobre murió de sed. El único levantó las esperanzas de Talia fue su hermano Nuwra, que aún estaba en condiciones de moverse.
La joven liberó a su hermano de las cadenas, y con prudencia y sigilo consiguió sacarle del castillo. Un mes mas tarde, el noble local apareció degollado en su cama. Nadie vio nada, nadie oyó nada… solo se encontró una daga de mango rojo en la herida que segó su vida.
Ambos jóvenes se lanzaron al mundo a buscarse la vida, pero era una época dura: apenas encontraron trabajos que les permitieran subsistir, y además no podían quedarse cerca de las tierras que habían conocido por miedo a las represalias.
Por un tiempo trabajaron en una milicia de una ciudad grande. Fueron adiestrados en el uso del arco y la espada por Zarek, el capitán de la milicia. En el caso de Talia, nadie sabe por qué, el capitán decidió enseñarle el uso de las dagas a pares, como se hacia desde tiempos inmemoriales en su tierra, o eso dijo él. Bosk aprendió a bloquear ataque y a esperar las aberturas del oponente para deslizar un golpe bajo su guardia… pero apenas pudo quedarse con los rudimentos, pues un mensajero –que por suerte les entregó el mensaje que llevaba a los hermanos, que estaban de turno de guardia- , trajo malas noticias: el hijo del terrateniente había puesto precio a sus cabezas.
Así pues, tomaron un barco hacia una tierra que prometía: Zanundor.
Nada mas llegar a tierra, Nuwra y Talia se separaron con pesar, pero era mas seguro para ambos tomar caminos separados. También la separación se debió a una diferencia de opiniones: en la época de guardias, su hermano había cambiado, y ahora consideraba que tenía derecho a todo, asi que debía recibirlo, o tomarlo; cosa que disgustaba sobremanera a Talia.
Asi pues, Talia Bosk encaminó sus pasos hacia un pueblecito pequeño que prometía, Heystad…