Mediano de aspecto adorable, parlanchín e inquieto, de carácter extrovertido, que puede hacer cabrear a más de uno a la vez. Es sincero según su conveniencia. Siempre le gusta vestir como él quiere, cambiando de modelos de ropa a placer.
Toda su infancia se caracteriza por una vida en el campo alejado de las poblaciones debido al oficio de leñador que desempeñaba su padre. El cual era un gran leñador reconocido por varias villas de alrededor, no tenía grandes músculos pero era capaz de tirar varios árboles en segundos. Zacarías nunca llego a averiguar el porqué de su padre fuese tan hábil, pero siempre estuvo presumiendo de su gran fama.
Pasaba la mayor parte de su tiempo libre acompañando a su padre por el bosque, pero a diferencia del mismo, este se alejaba y dedicaba a cazar pequeños animales que había por la zona con su diminuta ballesta, sin hacer mucho caso a su padre.
Aprovechando la necesidad de comprar víveres en el poblado más cercano, Zacarías hacía la compra quedándose con lo que sobraba. Pero eso no era lo que más le gustaba de ese viaje, sino que su afición favorita era dedicarse a observar las chicas más guapas de la zona llegando incluso a intentar ligar con ellas.
Con el paso de un par de años llegó a la región un cacique con una gran riqueza y poder, el cual sometió a todos los campesinos a su nuevo mandato. El padre de Zacarias se opuso rotundamente al cacique, lo que supuso problemas para Zacarias y su familia.
Tras arrestar a su esposa, el leñador que estaba poniendo resistencia a los soldados del cacique, se rindió buscando la liberación de su mujer. Zacarias en su caso, no tuvo más remedio que huir sin rumbo tal y como le dijo su padre antes de rendirse.
Tras días y días de largos viajes Zacarías llegaría Heystad.