Hjolmond Rumnahek

*Una especie de medio dragón se sienta sobre la silla de una de las mesas de la biblioteca. A pesar de su apariencia, parece una criatura amable y bastante inocente, no es intimidante a pesar de su apariencia. Quien lo conozca, sabrá que tiene un fuerte sentido de la justicia, aunque a su manera.*

Mi nombre es Hjolmond Rumnahek, Ahystoriano de nacimiento, creo. Historiador, me especializo en la historia de los dragones, soy un gran devoto de los dragones guardianes que protegieron Zanundor. Soy bastante grande para venir de madre enana, la verdad, se debe a que me bendijeron con la gracia de los guardianes, o eso me gusta creer. Sí, es mi cabeza, caballero, son escamas reales. Le daria la mano, pero temo en que mis garras le desagraden. También fui víctima de aquella secta antimagia, como muchos otros de los míos. Fui salvado por los grandes heroes, les admiro con todo mi corazón.

Aunque esta historia no trata de mi presente, si no de mi pasado y mi futuro, o al menos lo que quiero para él.

Vengo de una familia humilde, Dragba era mi madre, desconozco de quien fuese mi padre y de la procedencia de mi apellido. Solíamos vivir en las afueras de Ahystor, madre tuvo la oportunidad de alquilar una residencia repleta de animales, vivíamos con otras tantas familias, la casa era enorme. Mi infancia fue como la de cualquier otro interesado por las artes. Madre era una buena artista, solia cantar y tocar canciones enanas para amenizar las noches en esa casa. Yo me crié en sus enseñanzas, pero solia escaparme para ver a los soldados de la ciudad Azurita, siempre he admirado a las grandes personalidades, Lady Leora, el implacable Lord Thorin, entre otros.

Un mal día, cai sumido en un sueño profundo, cuando llegue a mi edad adulta, tengo unos cincuenta y cinco años, por cierto. Cuando me desperté, estaba recluido en una mazmorra con un variopinto grupo de criaturas mágicas dignas de leyendas, entre ellos algunos medio dragones. No tenia muchas fuerzas, fueron días de agonia, veía con ojos entrecerrados como encapuchados entraban en esa estancia y se llevaban a mis compañeros. Yo tuve suerte, creo que Azura se apiadó de mi aquel día. Sí, hablo de cuando me tocó a mi. Me estaban llevando a una especie de sala con unos ganchos donde vi a aquellos compañeros colgado como cerdos que se desangraban. Cuando pensaban colgarme a mi, una fuerte explosión se escuchó en otra sala de ese lugar, tengo algo nublados mis recuerdos pero me pareció ver a un hombre fuerte con túnica, bastón, barba y una calvicie destacable conjurando un conjuro que hizo venir a los enviados de Azura, junto a los que me parecieron algunos de los heroes. No tardé mucho en perder el conocimiento. Cuando desperté, estaba en el tempero de Azura, siendo atendido por Lord Gregorio, el sumo sacerdote de Azura. Aquel día, mi devoción se vio reforzada.

Y bueno, no tengo un pasado muy interesante, realmente. Un par de meses después decidí venir a la villa de los heroes para agradecerles mi salvación, creo que es lo minimo. Allí conocí a dos de los tres grandes heroes, y ellos me permitieron escribir un relato sobre ellos, quiero plasmar su historia en un libro, sí, esto es parte de mi futuro. A día de hoy, he mutado bastante, creo que por mi sangre. Una fuerte dentadura, garras escamosas con uñas duras como la roca. Zarpas en vez de pies, he dejado de usar botas, y en ocasiones tengo ardores estomacales, me obligan a expulsar una pequeña llamarada, esa es la peor parte.

En fin, he aquí mi pequeña historia. ¿Qué hare ahora? Tengo algunos proyectos, se los listaré aquí:


Escribiré un libro sobre los tres grandes héroes de Zanundor. Y posiblemente alguno más.

Intentaré volver a alzar la prestigiosa fortaleza de semidragones, un refugio para las criaturas mágicas de todos los continentes.

Me gustaria conocer de mi pasado, de donde vengo, encontrar a mi padre.

Y por ultimo, pero no menos importante, recolectar las firmas de las grandes personalidades de este nuestro plano

Firmas obtenidas actualmente:

Gregorio, sumo sacerdote de Azura. Ernesto, alto templario de Bale. Fenrisulf, elegido de Torim. Sid, el escudo imperial. Lyanna, la gran artista. Angela, la arcana superdotada. Aelyntheräm L'yomdil, mi mejor amigo. Carinna Dianora, mujer de bellas artes. Lisange Galäthiel, noble arquera. Arturo Nógardad, el sacerdote sin suerte