Carla era una muchacha pelirroja, hija de Ivor, un exsoldado que se dedicaba a la agricultura. Vivía junto con sus padres y sus dos hermanos en una tranquila aldea. Celosa del entrenamiento que recibían sus hermanos en el uso de las armas, Carla, a escondidas, practicaba de noche el uso de la espada por su propia cuenta, aunque estas habilidades eran mal vistas en una muchacha como ella. La joven no descuidaba sus tareas hogareñas, y probablemente se hubiera casado y formado su propia familia, como hacían muchas campesinas. Pero una tragedia y un trauma cayeron sobre ella antes de cumplir los dieciocho años, cuando un grupo de soldados mercenarios abusan sexualmente de ella y asesinan a la familia por diversión. A ella la dejan abandonada a su suerte luego de incendiar su granja. Sin embargo,sobrevivió, escapando de la casa hasta caer exhausta en el bosque.
Al despertar, contempló una visión: una forma humana aparecía de entre una luz azul, irradiando belleza y vigor, pero ni hombre ni mujer. El ser andrógino llevaba una espada y habló a Carla prometiendo otorgarle la fuerza de un guerrero, con la que vengaría la muerte de su familia y conquistaría el mundo, con la condición de que jamás se doblegara ante un hombre, a menos que este la venza en un combate justo. Sonja aceptó apasionadamente, y la visión se desvaneció luego de tocar a la muchacha con la punta de su espada.
Desde ese día, Sonja se convirtió en vagabunda y espadachina a sueldo, encontrando aventura y hechicería a cada paso que daba.