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 Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco

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Wolf
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MensajeTema: Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco   Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco I_icon_minitimeLun 29 Ago 2016, 00:55

Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco

Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco Fenris20


Nombre: Fenrisulf de Vosslengard


Edad: Treinta y tres años humanos aproximadamente

Descripción física: Un hombre de gran altura y cuerpo corpulento, si bien no es excesivamente musculoso ni es completamente delgado no es más que un aliciente a pensar que se trata de un anorando con la fuerza de un oso. Sobre la cabeza se halla todo su cabello, una gran coleta sujeta su gran melena que al soltar la anterior mencionada, se pueden ver como sus largos cabellos cubren gran parte de su cabeza y rostro, dándole un aspecto más salvaje.

Su rostro con algunas cicatrices, un par de ellas especialmente notorias se puede ver en su ojo izquierdo y la otra en la mandíbula derecha que se ve más reciente. Sus ojos son ambarinos y brillan ligeramente durante las noches tomando una tonalidad más dorada. Lleva una cuidada barba bien cuidada típica de los hombres del norte.

Siempre se le suele ver con ropas cómodas de pieles de Anorand exponiendo su cuerpo tatuado o en otras ocasiones cubierto por ropas ligeramente abrigadas y cómodas. Cuando va con armadura parece un auténtico mastodonte blindado y aunque tenga una apariencia intimidante cual oso de guerra, nada más podría estar lejos de la realidad pues se trata de un hombre amistoso... salvo cuando llega la hora de luchar.


Descripción psicológica: Pese a la crueldad con la que detallan los sureños, Fenrisulf es una persona de buen corazón que busca el bienestar general y protege a sus seres queridos y sigue las tradiciones de Anorand. Tiene facilidad para perder la paciencia con enemigos deshonorables y poco le importan las leyes o el lugar donde estén, si ha de hacer algo por un bien mayor, lo hará sin importar las consecuencias, especialmente si esto se trata de defender a los suyos como si de una manada se tratase.

Con el paso de los años, Fenrisulf ha madurado y a diferencia de como era antes que solamente era un guerrero que vivía el día a día sin aproblemarse. Sin embargo en los últimos meses ha comprendido que ser Jarl trae muchas responsabilidades, más cosas en las cuales reflexionar y que un líder no solo ha de ser fuerte, un líder además ha de ser sabio y tener la capacidad de tomar decisiones en momentos críticos, buscando siempre lo mejor para su gente.


Idiomas: Común y Anorando



== El Despertar ==

Primavera anoranda del 900, Salón del Dragón Cobrizo, Vosslengard

"Fenris, Fenris, levántate. El patriarca Björnsson quiere hablar contigo." - La voz femenina de su hermana pequeña lo despertaba mientras lo sacudía sobre la cama de su aposento en la casa común de la familia.

"Joder... ¿Qué ha pasado, Siriana? - Le respondía entre algunos gruñidos mientras se sacaba el sueño de encima.

"Es acerca de la guerra... Tiene una misión para ti" - La pequeña hermana se separaba de su hermano y veía como el enorme hombre se levantaba buscando su armadura para ponérsela.

Fenrisulf era un bárbaro más de Anorand, un joven hombre que había crecido como cualquier otro en el poblado, pasando las duras pruebas para ser reconocido como un hombre más y un guerrero devoto de Tórim. El bárbaro era descendiente de una prestigiosa familia con ancestros realmente poderosos que llegaron ser leyendas del poblado, esto le inspiraba cada día más a superarse y llegar a ser como ellos e incluso mejor, demostrar que su casta era la más fuerte de Anorand, demostrar que él era el mejor guerrero del poblado y en un futuro llegar a ser patriarca cuando envejeciera.

Sin mediar más palabra con su hermana pequeña le desordenó el pelo y marchó inmediatamente hasta el salón del patriarca. Anorand era un poblado enorme para tratarse de una tribu bárbara pero eran antiguos y llevaban siglos asentados en el lugar, luchando eternamente contra las adversidades. El lugar era un campo de batalla que cada ciertos años se volvía a activar como de un volcán se tratase y cuando lo hace es de manera explosiva.

Así era la situación que se vivía en Anorand ahora mismo, un reino desconocido para las tribus bárbaras del lugar pretendían avasallarlos. Los bárbaros de Anorand se caracterizan por ser una tribu guerrera y fieles a sus antiguas tradiciones, no aceptarían jamás ser avasallados sin dar una lucha antes.

Habían pasado meses desde que la guerra habia estallado, la crueldad se veía en ambos bandos, las ambiciones del reino por expandirse y tener a una cantidad considerable de vasallos como carne de cañón y por otra parte las ansias de expulsar a los invasores de las tribus de Anorand.

Fenrisulf llegó hasta el salón común del patriarca e inclinó la cabeza respetuosamente ante el guerrero más viejo del poblado, un hombre lleno de cicatrices con una larga barba canosa y una coleta que sujetaba parte de su poblada melena. El patriarca se levantó de su sillón y se acercó hasta el bárbaro. Colocó las manos sobre los hombros del rubio y se dirigió a él.

"Conocí a tu abuelo, luché junto a él y me demostró que honró a tu familia. Conocí a tu padre, luchó valientemente junto a tu madre y ella dio la vida por los nuestros y hoy te conozco a ti, joven Fenrisulf. No me decepciones, honra a toda tu familia y ancestros pues vienes de una casta muy honrada." - El patriarca le hablaba sereno al joven bárbaro pero a la vez severo en sus palabras.

"Por el honor de mi familia y de mis ancestros, patriarca, ¿Qué es lo que debo hacer por nuestras tribus?" - El joven bárbaro permanecía firme y decidido.

"Tengo conocimiento de tribus dispersas al sur de nuestras tierras, cachorro. Debes reunirlas y solicitar toda ayuda posible para traerlas a nuestro archipiélago. Moriremos con honor, pero no le daremos una pelea fácil a esos perros invasores." - El viejo bárbaro palmeó los hombros del joven y se apartó dirigiéndose hacia su sillón en el cual se dejó caer sentado.

"Haré lo que usted me diga, patriarca. Soy leal al clan, a la tribu y a todos mis ancestros. Le demostraré que puedo honrarles y no fallaré. Tórim guiará nuestras armas." - El joven bárbaro inclinó la cabeza y se retiró del salón.

Fenrisulf cogió su hacha y fue a despedirse de su familia y a comentarles de su misión en el sur de Anorand. Se dirigía a tierras que desconocía completamente pero tenía claro lo que quería hacer, honrar a sus ancestros y demostrar que podría llegar a ser el mejor guerrero de Anorand. Había llegado el momento más esperado de su juventud.


Última edición por Wolf el Dom 15 Mayo 2022, 09:17, editado 13 veces

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MensajeTema: Re: Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco   Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco I_icon_minitimeVie 17 Ago 2018, 23:14

== Los Inciertos Orígenes ==

Verano anorando del 904, Fuerte Ursino, Vosslengard

El bárbaro entraba en la habitación del Fuerte Ursino, con sus acostumbradas heridas tras salir de cacería de no-muertos y gigantes por la tundra de Anorand. Arrojó el yelmo a un lado haciéndolo rodar por el pétreo suelo. Soltándose las correas de algunas de sus placas, se dejó caer en uno de los sillones de madera pura y resopló agotado mientras su mirada buscaba por la habitación algo de beber.

Allí estaba, al otro lado de la habitación, el barrilete del aguamiel que tanto amaba el Jarl, sin embargo la pereza y el agotamiento pudieron con él y se resignó a quedarse echado sobre el asiento.

Estaba dándole vueltas acerca de su pasado y nacimiento, nunca había preguntado mucho a su padre Bran, y él menos le había hablado de ello, por el contrario el viejo bárbaro padre de Fenrisulf lo consideraba un tema casi tabú que no debían mencionar ninguno de los dos. El guerrero de Tórim se acongojaba con ello, se sentía culpable porque tenía sus sospechas de porqué era aquel ocultamiento. Suspiró y negó, quedándose dormido en el lugar donde se sentó.



Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco Ancien10


Última edición por Wolf el Miér 13 Feb 2019, 19:23, editado 1 vez

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MensajeTema: Re: Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco   Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco I_icon_minitimeVie 17 Ago 2018, 23:26




== El cachorro de la desgracia ==

Verano anorando del 874, cabaña del Clan del Dragón Cobrizo, Vosslengard

Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco D02bf710

Era el año 874 en un verano anorando, Neisha Brandondöttir una guerrera del Clan del Dragón de Cobre llevaba unos meses de atraso en estar indispuestas, ante la duda consulta con las chamanas de la tribu las cuales le dieron la noticia: estaba en cinta.

Era el segundo hijo que iba a nacer fruto de la unión de Bran Jurgenssön y Neisha, el primero una joven promesa para ser uno de los grandes guerreros de la tribu respondía al nombre de Jensen Branssön, un guerrero joven de apenas dieciséis inviernos cumplidos y que se había ganado el cariño de su padre Bran, era el orgullo del clan.

Por otra parte, la madre Neisha estaba entusiasmada con el hecho de volver a ser madre, un cachorro en la familia era algo que le alegraba y además, podría cuidar nuevamente en su tiempo libre. Era un descanso que no le vendría mal a su constante vida de guerrera y quizás resucitar ese espíritu de maternidad que quedó perdido hace ya varios inviernos atrás cuando Jensen había nacido.

La noticia agradó a Bran quien a todas luces deseaba otro hombre o mujer más en la familia en quien convertir en un gran guerrero, quería que la tradición del Clan del Dragón de Cobre siguiera firme con el paso del tiempo y parecía ser lo único que realmente interesaba al guerrero de cuarenta y tantos inviernos, después de todo, su unión con Neisha debía dar buenos frutos para seguir con el linaje de su clan.

Todo parecía presagiar buenas noticias para un fuerte hijo nacido en el próximo Invierno Sangriento que acechaba el archipiélago, que tan solo en seis o siete meses llegaría para provocar el caos y destrucción que siempre trae consigo, después de todo lo dicen las chamanas: “El Invierno Sangriento nada bueno trae, tan solo muerte y batallas a las tribus”.

Quizá esto último fuese debido a la paz que aman las chamanas, pero también había mucho de verdad en esto, pues nada bueno trae el Invierno Sangriento, incluso para las tribus mejor preparadas.


Invierno anorando del 874, cabaña del Clan del Dragón Cobrizo, Vosslengard

Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco Viking10

Habían pasado ya cinco meses y medio y Neisha ya estaba en sus últimas semanas de embarazo, en pleno Invierno Sangriento cuando las batallas se desarrollaban en las afueras de la tribu, cadáveres de gigantes y anorandos teñían la nieve blanca de un tono carmesí.

Fue durante un ataque a la tribu cuando la guerrera Neisha rompió aguas, las llamas inundaban los techos de algunas cabañas y los gritos se apoderaban del campamento. Una chamana custodiaba a la guerrera e hizo llamar de inmediato al padre de la criatura: Bran.

Entre las filas de vanguardia se hallaba el maduro bárbaro de barbas castañas. El mismo fue llamado por uno de los jóvenes guerreros de la tribu que se entrenaban para salir a luchar, el “jefe de clan del Dragón de Cobre” se vio en la obligación de retroceder hasta el Salón de su Clan, para allí encontrarse con su mujer y la chamana que asistía el parto.

El llanto del bebé inundó el salón donde se estaba llevando a cabo el nacimiento de éste, los primeros lloriqueos que originarían una serie de desgracias y extrañas coincidencias para el Clan del Dragón de Cobre y ese fue el recibimiento que tuvo el padre de la criatura, un salón con dos personas en su interior, su mujer y la chamana del clan que estaba trabajando para que el parto saliera bien.

Bran alcanzó a ver a su hijo, los ruidos de la batalla se escuchaban amortiguados por la madera de la misma enorme cabaña del clan.

“¡Es un varón, es un macho!” Exclamó la mujer asistente del parto, eran las palabras que no pudieron llenar de valentía al padre del crío y, por supuesto, de felicidad y orgullo por su semilla. Neisha no reaccionó, en ese momento la matrona sabía a la perfección lo que había ocurrido tras un parto tan complicado, largo y doloroso como el que pasó la madre… estaba muerta. La chamana, cuyo nombre a día de hoy se desconoce, evitó dar la noticia al padre de la muerte de su esposa pues creía que en mitad de una batalla no era buen momento, él debía volver a combatir pues ya le estaban llamando sus hermanos de guerra.

El bárbaro de mediana edad, el padre de la criatura que recién había nacido, abrazó a su hijo de la manera más cariñosa que podía en ese momento tan tenso que vivía la tribu, aprovechó esos escasos segundos para llenarse de valor y felicidad para sobrevivir el resto de lo que durase el combate. Mientras dejaba al cachorro en brazos y pechos de la difunta madre, que él creía inconsciente, le juró volver con vida para ver crecer a ese segundo hijo que habían tenido.

Se levantó y marchó rápidamente a la batalla, la matrona observó al bárbaro marchar pero mantuvo su silencio y guardó la terrible noticia hasta el final de la batalla. Quizás un triste nacimiento, pues momentos después la chamana que estaba preparando las pieles y ropas para el bebé fue llamada por Cybel para atender la gran cantidad de heridos que habían luchado contra los gigantes y así, la mujer dejó atrás en el salón del clan el cadáver de una madre y un pequeño bebé que recién había nacido y no era consciente de nada de lo que le rodeaba, un bebé enorme típico añorando, extrañamente frágil y débil a la vista.

Los llantos inundaron el salón común una vez más, y nadie estuvo para calmar los lloriqueos del cachorro, solo la imagen de su difunta madre, pero viviría con una desgracia todo el resto de su vida, la criatura jamás podría conocer el rostro de su madre, era su condena y toda la desdicha que según dijeron que traería no hacía más que empezar.

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MensajeTema: Re: Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco   Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco I_icon_minitimeDom 24 Oct 2021, 01:29

Música ambiental

“No es mejor guerrero aquel que se entrega a Tempestad Roja, sino aquel que escapa de las garras hasta el último minuto que su cuerpo le permita, ese guerrero que ha llegado a viejo y nadie ha podido derrotarlo, aquel que solamente será derrotado si baja Tórim mismo para reclamarlo.” - Brandon Gunnarssön hacia su hija Neisha Branddöttir.

== Las Crónicas del Anorando y el Rey Gigante ==
Capítulo I

Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco Jarlgigante

Los primeros días de la gesta, El Refugio de Tórim, Nueva Heystad

La cerveza corría entre jarra y jarra, el Refugio de Tórim la posada que pertenecía a Fenrisulf y su mejor amiga Aria iba viento en popa con los clientes y quienes venían también a luchar. Entre quienes estaban bebiendo ese día se encontraba allí era uno de los propietarios: el bárbaro y Jarl de Vosslengard Fenrisulf.

El inicio de esta historia podría ser como cualquier otra, pero quien la escribe prefiere evitar los inicios épicos sobre una gesta de tal calibre, pues quien la protagoniza detesta la inmortalización y perfeccionismo acerca de los héroes, así que a su beneficio puedo decir que me encargaré de detallarla lo más humana posible, dentro de las capacidades de un servidor.

Quizás te estés preguntando, ¿quién carajo es Fenrisulf Branssön, Campeón de Tórim y Jarl de Vosslengard? Déjame responderte a esa pregunta, el bárbaro al cual estoy escribiendo su gesta más épica en su vida es un hombre simpático, un hombre grande y corpulento como un oso, un canalla, un hombre mujeriego, un invertido, un sinvergüenza, un cara dura, un gran guerrero, un gran padre, un pésimo padre, mal guerrero, puede ser exactamente lo que tú quieras, lo he dicho antes y no voy a repetirlo más: no voy a inmortalizar ni ensalzar las virtudes de los héroes, quien lee esto debe aceptar que él solo quiere ser visto como una persona más, si realmente quieres hacerte tu propia opinión acércate a él y aprende a conocerlo.
En lo que a mí respecta, es el Campeón de Tórim que ha pisado la tierra y probablemente, un lejano descendiente directo de alguno de los Ancestros, a juzgar por su hacha diría que Tyr. Pero quién sabe, los ancestros no son más que las grandes incógnitas de nuestras vidas y tarde o temprano lo sabemos cuándo nuestras vidas llegan a su fin.

Volviendo al principio de esta historia, el bárbaro conocido como el Jarl de Vosslengard se reunía frecuentemente con sus amistades en la posada del Refugio de Tórim, algunos aventureros en búsqueda de gloria, otros de justificia, intenciones personales e incluso otros héroes conocidos como el Capitán Nick Klendry, el Capitán Mayor Sid von Thresh, la Condesa Lisange Galäthiel, tiempos que por aquel entonces no eran tan numerosos como lo son hoy, pero estos eran los más reconocidos entre todos los reinos. Entre otras menciones a quienes en ese tiempo eran aventureros y hoy son héroes podemos encontrar a la Oficial Ángela Rógic, la Mayor Lyanna Läirenil, Aria Magenaki y Lord Aramir Blake y la Thâne Ashtar Lang.

Solían jugar, beber y celebrar antes y después de batallas en las que arriesgaban sus vidas, hasta que finalmente el Campeón de Tórim se alzó entre ellos para decir aquello que había pensado durante tantos años atrás, buscaba un desafío, pero también buscaba traer una gloria a su querida tierra.

“¡Un gigante, las leyendas hablan de un Jarl Gigante, un Rey Gigante que comanda a los Hijos de Gol’kosh! Esta será mi última cacería, y si Tórim lo desea me reclamará para Tempestad Roja.”
Sin dudar un ápice, sus amigos y compañeros ofrecieron sus armas, arcos, e incluso conocimientos de magia y hechicería para colaborar con su objetivo, entre ellos era un norteño muy querido que siempre habría tendido su brazo en ayuda, todos son un grupo muy cercano y unido, pese a las diferencias que puedan tener entre ellos.

Es así como empieza esta historia, aquella en la que un hombre se enfrentó al gigante de gigantes, un hombre mortal como tú, lector, o como yo. Pero ¿es posible que un hombre mortal campeón de Tórim se alzara para enfrentarse a la inmortalidad personificada en un gargantuesco gigante de las montañas?
El que esté escribiendo esta historia y si nunca has escuchado hablar de él probablemente te dé a pensar de que está muerto.

Lamento decepcionarte, no todos los héroes acaban en el cementerio, algunos prevalecen con el tiempo y no caen muertos por sus actos heroicos por los demás, aunque sean devotos de Tórim que bien sabido es de sus breves vidas en el plano material.

Esto no fue más que el inicio de toda una gesta que no solo puso en jaque al archipiélago sino en el que un hombre movería todos los recursos de casi todo el mundo conocido, uniéndolos a todos en un solo objetivo: una gran guerra en búsqueda de la libertad mortal de quienes vivimos en este lugar.

Conocido esto, y si te interesa seguir leyendo ve a por una copa de vino que la crónica continúa, lector.


Última edición por Wolf el Jue 28 Oct 2021, 02:52, editado 1 vez

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MensajeTema: Re: Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco   Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco I_icon_minitimeDom 24 Oct 2021, 01:41

Música ambiental

“Hay honor en la lucha y la valentía va de la mano con ésta, sin embargo no hay honor alguno en luchar una batalla sin sentido por egoísmo, por el contrario es un acto deshonorable.” - Un Sacerdote de Tórim

== ¿Hinnútualdi? ¿Existe realmente el Rey Gigante? ==
Capítulo II

Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco Febf0153769807.59407de7df5f2

Semana siguiente a los orígenes de la gesta, Montañas de Gol’kosh, archipiélago de Anorand

¿Te has pertrechado de una copa de vino? ¿Quizá un buen vaso de un whisky imperial? Bien, acomódate porque la gesta empieza fuerte. La comitiva de nuestro protagonista emprendió un viaje hacia las Montañas de Gol’kosh, expedición que pudo terminar con pérdidas irrecuperables por una mala idea, así que prepárate lector pues todo empieza así.

Habían llegado hasta las montañas, en un acantilado donde el viento soplaba con tal fuerza que podía volar a un mediano raquítico o un gnomo que no ha tocado carne en su vida, y he ahí el desafío: cruzar.

¿Cómo se cruzaba un lugar como éste? Si son estudiantes de lo mágico lo primero que pensarían sería en un conjuro de “volar” o “teletransportación” pero no todo es tan sencillo y fácil en la vida, esto era un obstáculo de lo más particular pues nunca se esperaba algo así. Volar era inviable pues aun así por la fuerza que soplaba el viento despegarse del suelo era un suicidio, y nadie del grupo había preparado un conjuro de teletransportación.

El bárbaro dio muchas vueltas, pero sin recursos mágicos para él era imposible y probablemente para la mayoría del grupo, así que fue Ángela quien en este instante decidió conjurar una esfera en la cual levitaron, pero aparte de eso hubo otra idea por parte de una sacerdotisa de Äela: Idril. Convertirlos en nube para cruzar el acantilado.

Sí, puedes reírte todo lo que quieras lector, de las personas que lo acompañaron tres terminaron en los mares cerca de la costa de Lanthor, ¿Qué quiénes fueron los pobres diablos que volaron como nunca en sus vidas? Pues lee bien, Dariella, Sid von Thresh, Idril y Ashtar. El Campeón de Tórim pudo quedarse futuramente viudo, y digamos futuramente porque en aquel entonces aún se encontraba junto a su exmujer Camille Fournier.

Terminado este pequeño paréntesis en la historia, puedo continuar y relatar cómo llegaron hasta un pequeño poblado de gigantes, y véase que uso la palabra pequeña solamente para referirme a cantidad de casas, pues siendo gigantes las casas lógicamente eran enormes.

Era una cuenca en mitad de las montañas, y el desafío estaba en cómo entrar para capturar a un gigante hijo de Gol’kosh para interrogarlo acerca de las antiguas leyendas que contaban las chamanas vosslengardianas sobre un Rey Gigante.

Estarás pensando ahora que habrán usado el ingenio… Y sí, no estarías en lo incorrecto, lector, pero usaron el ingenio y una extraña, salvaje y violenta creatividad, echaron abajo la CONDENADA MONTAÑA con explosivos para generar una JODIDA AVALANCHA encima del poblado de gigantes y así luego asaltarlos.

Fue realmente efectivo, de ese encuentro atraparon a un viejo gigante al cual se llevaron hasta el Fuerte Ursino para posteriores días interrogarlo, a veces las locuras y la improvisación tienen buenos resultados, o al menos para este curioso grupo sí que les funcionó aquellos planes.

¿Esto te parecía bastante, lector? Pues espera que aún queda muchísimo más en los próximos días en esta gesta heroica del Jarl de Vosslengard, no solo estuvo al borde de la muerte una vez, sino dos veces y muchos estuvieron de testigo para presenciarlo, te invito a continuar con tu copa de vino.


Última edición por Wolf el Jue 28 Oct 2021, 02:53, editado 1 vez

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MensajeTema: Re: Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco   Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco I_icon_minitimeLun 25 Oct 2021, 19:34

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“La ignorancia del guerrero radica en que no siempre debes luchar una batalla en la cual sabes que vas a perder, eso no te convierte en un valiente guerrero honorable, sino en un tonto.” - Thagnar Brazoférreo, Huscarl de Vosslengard

== Muerte desencadenada ==
Capítulo III

Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco Tremen10

Días posteriores a la locura de la avalancha, Fuerte Ursino, Vosslengard

Los días habían pasado y los prisioneros rara vez tienen una estadía eterna en los calabozos del Fuerte Ursino en Vosslengard, bien es conocido que los bárbaros abogan por la libertad, pero cuando no hay salida para un prisionero se le ejecuta o bien se le da la posibilidad de luchar para limpiar su honor y su libertad, quizás este fue un caso histórico para la tribu, pues estás por ver, amigo lector que éste fue el primer gigante con un gran honor entre los anorandos.

Nuestro particular grupo había solicitado que sacaran de las celdas al gigante de Gol’kosh esperando que colaborara con las respuestas, y como era de esperarse esos eran orgullosos hasta la médula, normal que lo fuesen contra humanos quienes ellos consideran en su totalidad “débiles”.

El Jarl concedió al gigante una opción que no podría rechazar, siendo para éste último algo bastante jugoso; su libertad si lograba derrotarle en un duelo singular afuera de Vosslengard.
Ahora estarás pensando “este hombre es un suicida, es un loco aparte de todo lo que ha escrito antes un servidor” y sí, no te lo negaré tienes razón, lector. Sin embargo, has de saber que un hombre que buscar sus objetivos no arriesgará la vida de los demás más que la suya por algo que en ese momento él consideraba egoísta.

Descendían en silencio por el túnel que conecta la península de Vosslengard con el resto de la Gran Tundra, es difícil imaginar qué estaba pensando cada uno de los individuos presentes en ese momento: Ángela, Ashtar y Sid acompañaban al Campeón de Tórim sin mediar palabra alguna, pero no es difícil pensar que ellos estarían cavilando la idea de que el Jarl de Vosslengard era valiente. Imbécil, suicida, pero valiente. Ahora la pregunta es, ¿sería el deshonorable de entrar a una batalla que perdería? Tal vez, o quizá Fenrisulf guardaba un as bajo la manga como buen jugador de cartas… que no juega a las cartas, el Campeón de Tórim no juega a las cartas porque a veces es un amargado de cuidado para las fiestas, y destaco, solo a veces. Es su maravillosa esposa quien reluce más ese lado, ¡divina lirita!

Ah, discúlpame lector no estamos aquí para hablar de los encantos de su esposa, sino del gran duelo que se avecina. Pues bien, el grupo había bajado y en la pequeña arena ceremonial de la tribu del Oso se encontraba el gigante y el anorando, prestos para empezar el intercambio de metales.

No tardaron en empezar a luchar, fue una lucha cuanto menos salvaje y si el Jarl hubiera estado de la misma manera vestido que aquel gigante, semidesnudo, probablemente habría sido un espectáculo para cualquier hombre que guste de hombres y para cualquier mujer que disfrute de la lucha de dos hombres de cuerpos apolíneos sudorosos, pero no fue el caso… ¡Debía romantizar un poco un combate salvaje, lector! Espero que haya sido de tu agrado, o si no, lamentablemente tendrás que aguantarte un par de cosas así durante todas estas crónicas que he escrito.

Sea como fuere la batalla decayó en un Jarl viéndose superado por el viejo gigante que se estaba anteponiendo con su fuera brutal, hay quien diría que hasta aquí llegaría esta gesta y en esta crónica acabaría todo, pero tal como un servidor indicó antes el Campeón de Tórim guardaba un truco.

El cuerpo del anorando se deformó, ¡sus correas de las placas estallaron disparándose hacia todos los lados y las placas volaron por los aires, ese cuerpo de hombre se estaba llenano de pelos e hinchando y lo mismo con sus extremidades! ¡Un cuerpo apolíneo se transformaba en uno animal! El bárbaro no era ahora un guerrero sino que dobló su tamaño y se transformó en una bestia bípeda ursina, ¡un oso polar de dos patas con ansias de devorar gigante!

Evidentemente, el Hijo de Gol’kosh no se esperaba eso, pero su orgullo le instaba a seguir luchando hasta el último de sus alientos… y así fue, el gigante sucumbió a las garras animales de Fenrisulf. Luchó por su libertad y fracasó, ¿lo habrá tenido el Jarl calculado dentro de sus opciones? Probablemente, tal como dijo la frase aquel hombre que en su día fue su suegro (y sacó a patas de su casa alguna vez que lo vio con su hija Brigit) no hay deshonor más grande que luchar una batalla que sabes que vas a perder.

Y allí estaban, con un gigante muerto y una información bastante clara, las chamanas de los Hijos de Gol’kosh estaban preparando un ritual para recibirlo a él: Hinnútualdi, predilecto de Gol’kosh y Rey de todos los gigantes de Anorand, el enviado que acabaría con Anorand y por consiguiente los demás continentes.

Oh sí, sé lo que estás pensando… Se prepararían para atacarlo. Pues no, estás equivocado, mi querido lector, no esperaron a eso, subieron hasta las mismísimas montañas de Gol’kosh para detener el ritual o al menos conseguir más información, están loquísimos los héroes de Zanundor… ¡Cuantas anécdotas no habré contado de posada en posada y en cada libro!


Última edición por Wolf el Jue 28 Oct 2021, 02:54, editado 1 vez

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MensajeTema: Re: Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco   Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco I_icon_minitimeJue 28 Oct 2021, 01:22

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“El exceso de planificación estratégica es un error, el exceso de la fuerza bruta es otro error, el equilibrio de la guerra es lo que está entre Tryngard y Tórim.” - Un sacerdote de Tryngard

== Violento despertar ==
Capítulo IV

Fenrisulf de Vosslengard, el Oso Blanco Capiv10

Una semana después del gran duelo, Montañas de Gol’kosh, cima de las montañas

La marcha y la búsqueda de respuesta les había llevado hasta las cimas de la Montaña de Gol’kosh en un asentamiento gigante donde se escuchaban desde las lejanías el ruido de los tambores retumbar una y otra vez, el frío era implacable a pesar de que fuera pleno verano. La nieve caía implacable, es verdad, y te sugeriría alguna vez visitar esas montañas, lector, es una experiencia inigualable… Yo no lo he hecho, claro, ¡pero me han dicho que es así y les juro que es verdad!

Bien, no voy a divagar más, en esta ocasión la comitiva que subió las montañas era menor y podíamos encontrar al Jarl muy bien acompañado… ¡Que envidia! Se encontraba junto a Aria Magenaki, Ángela Rógic, excelente compañía desde luego, como no caer en la tentación así, ¡bueno! Ahora sí no me distraigo más.

Subían la montaña haciendo uso del sigilo, y tal vez suene extraño pues ver al Jarl caminar armado con su armadura forjada por el mismísimo Rey Teregarth hace más ruido que un mamut en granero de tornillos, pero claro había factores a su favor: el sonido del fuerte viento soplando en la ventisca y que los gigantes oían mucho más arriba que abajo, favoreciendo a nuestros queridos protagonistas.

No fue tan complicado llegar hasta la cima, o es así como lo quieren ellos dar a notar, lo cierto es que cualquiera en esa situación tendía una frase muy simbólica: “¡Me cagué!”.

Solo de saber que estaban cercanos a interrumpir un ritual -o puede que no-  era suficiente motivo para apretar las nalgas para que nada pase entre ellas, mas ahí estaban subiendo y subiendo, incluso el Jarl llegó a ver un par de gigantes haciendo bebes… ¿han visto a dos anorandos haciendo lo mismo? ¡Pues ahora imagínense lo mismo, pero a lo grande! Así es como los gigantes de escarcha se reproducen entre ellos.

El caso es que el camino llevó al particular grupo hasta un pequeño claro encima de la montaña, donde estaba ya el pico de la montaña. Detrás de rocas y monumentos los héroes se escondieron asomándose cuales lombrices hacia el sol cuando escuchaban los pesados pasos de las chamanas acercarse a ese lugar, al místico lugar donde un altar reposaba en esa cuenca en el pico de las Montañas de Gol’kosh.

Por cierto, he de destacar que en ese momento no sabían si el ritual estaba ocurriendo ya o iba a iniciar, cierto es que ante la incertidumbre decidieron actuar. Lo claro es: ¿qué haces si despiertas a un peligro para todo el plano? ¿Debiste dejarlo dormir? Claro que sí, y probablemente eso pensó el campeón de Tórim en ese momento y, haciendo gala a la frase de que solo se vive una vez, se abalanzaron él, Aria y Ángela contra las chamanas que celebraban un cántico.

El cantar fue interrumpido por gritos y gruñidos incomprensibles que maldecían a quienes decidieron saltar cuales caballos desbocados en busca de una hembra, cabe destacar que todo estaba ya completo desde antes pues la montaña empezó a despedazarse a vista de todos los presentes en ese momento: Hinnútualdi había despertado, el Rey de los Gigantes se había alzado y con ello todas las consecuencias que eso significaba, malas por supuesto ninguna buena. A no ser, lector que seas un gigante de la escarcha, y en ese caso déjame decirte, ustedes sí que aterran.

“¡Llevémonos a una de las chamanas!” fue lo que exclamó Ángela Rógic. El Campeón de Tórim aceptó la idea y se llevaron a una pobre chamana desgraciada, ¡y bastante pobre que le esperaba un horrible final para cualquier hijo de Gol’kosh! Un anorando cabeza dura que cree que una chamán inteligente podría cambiar de bando… y probablemente su tozudez y tiempo libre para hacer algunas tonterías era preocupante.

Se teletransportaron de vuelta con una gran preocupación, el Rey de los gigantes, Jarl de las Montañas, Hinnútualdi el hijo de Gol’kosh había despertado violentamente, llevando la destrucción consigo mismo portando el hacha del mismísimo dios. Sí, suena terrorífico, ¿verdad? Algo así de terrorífica era el destino que esperaba a Uioidfhoiwe la chamán capturada por los héroes.
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